Adentrarse en Nigredo es caminar la podredumbre, hacer equilibrio entre los márgenes de lo fértil y lo infértil.Avanzamos despacio porque no sabemos qué será propicio resguardar o desechar. Avanzamos dejando partes sueltas como quien deja migajas de pan para despistar a los muertos Es paisaje lúgubre y onírico, como un estado de vigilia acechante e involuntario. ¿Adentro hay luz? ¿Hay? Cuando los márgenes se acortan caemos en lo innegable. Inframundo, ajenidad, apertura, en Nigredo le hablamos a alguien que está, sí, pero ¿dónde? Hablamos y son tantas las voces que responden. Pedimos y son tantas las manos que nos envuelven. La danza de susurros no se detendrá: algún día volveré por vos no me esperes quiero sorprenderte Estamos invitadxs a recorrer el pasado-tumba en búsqueda de ese hueso propio, raíz que se despliega en voz. Quizás eso que nos habla en estas páginas pueda devolvernos lo que somos, romper el silencio para que la palabra nazca invocación, conjuro, cuerpo.