Harry Hole es enviado a Sydney como adjunto para ayudar a la policía australiana en la investigación del asesinato de una mujer noruega, Inger Holter, residente en Australia. Nada más llegar, sin apenas tiempo para adaptarse al cambio horario, las altas temperaturas y el impresionante paisaje, Harry conoce a Andrew Kensington, un aborigen australiano y detective de homicidios de la policía de Sydney y su compañero en la investigación. Andrew le pone al tanto de los hechos: el cuerpo de Holter fue hallado entre las rocas, al pie de unos acantilados, al norte de la ciudad. La policía sospecha que fue violada antes de morir. Sin embargo, su cuerpo sufrió múltiples cortes durante la caída y como consecuencia no se ha encontrado ningún rastro de ADN del asaltante. El novio de Inger, Evans White, un conocido traficante de drogas, es el principal sospechoso de la policía. Pero Harry sospecha de Otto Rechtnagel, un payaso homosexual que frecuentaba el bar donde trabajaba Inger y que la conocía bien. Por otro lado, Harry comienza una relación con una testigo del caso, Birgitta Enquist, y le confía su oscuro secreto y la verdadera razón por la que ha sido destinado a Sydney. Justo para entonces el equipo de investigación descubre una serie de desapariciones y asesinatos sin resolver que sugieren que un asesino en serie anda suelto. Figura de culto desde la primera novela de la serie, Hole es un antihéroe, un personaje imposible, e imposible de odiar. Según sus superiores, Harry es a la vez el detective más competente de la policía de Oslo y el peor funcionario. Un bebedor empedernido siempre en contra de cualquier tipo de autoridad, Hole recorre las calles de Oslo como un llanero solitario impartiendo justicia a su manera. Varias veces suspendido de sus funciones y considerado una molestia por la mayoría de sus jefes, Harry es respetado por sus compañeros de trabajo debido a sus altos estándares morales y pronunciado sentido de la justicia que casi siempre lo guía en la dirección correcta. En su vida personal, sin embargo, su famosa "brújula interior" parece haberse estropeado completamente. Harry vive atormentado por la complicada relación con Rakel, la madre soltera de la que se enamora en El Petirrojo, que desde entonces ha entrado y salido de su vida en intervalos regulares debido a sus tendencias alcohólicas.