Cuando un guión de cine busca transformarse en película -su destino final- apela a todo tipo de recursos, incluso publicarse como libro para estar en un anaquel de librería a la espera de la mano que lo tome y lo guíe al celuloide. Con un buen guión es imposible hacer una mala película. Ahí está el inicio, la semilla. Todo buen guionista debe saber manejar la emoción y la razón del relato para entretener al espectador y permitirle reflexionar sobre el mismo, zambulléndose así a la aventura de seguirlo hasta el fin. Es lo que estos tres guiones buscan del lector-espectador. Esperando que con sus propias imágenes se forme esa película única que tendrá en su cabeza y que, si la magia es completa, ya no lo abandonará más. En SIN PALABRAS un solo hombre pondrá de manifiesto la estupidez de toda una sociedad con un simple recurso: dejando de hablar. JOAQUÍN SERÉ y NO VA MÁS se la verán con el amor, eso que nos mueve -o inmoviliza- y que para bien o para mal está presente en todo lo que hacemos o deshacemos. Relatos personales y a la vez universales. De corte realista o fantástico, pero siempre en clave de humor. Pasen y lean. La imaginación ya está en el centro de la escena.