Resulta conveniente preguntarnos cuáles son los motivos de la vigencia de Arturo Jauretche (1901-1974), a treinta años de su fallecimiento. Ello podría originarse en su ejemplo de permanente luchador por la causa popular, en su fama de temible polemista o también en su conducta intachable de criollo entero, que entregó su vida a sus paisanos. Todas éstas son legítimas razones para un reconocimiento y una perduración en el tiempo. Sin embargo, consideramos que existe otra razón aún más poderosa para explicar su permanencia y ella consiste en que Jauretche enseñó a pensar a sus compatriotas. Lo que él plantea es que los argentinos pensemos, pero como ese pensamiento debe oponerse al pensamiento falso, procolonialista, se ve obligado a llamarlo pensamiento nacional. Reivindicar lo nacional no significa para Jauretche, en modo alguno, negar lo extranjero, ni sustentar un nacionalismo xenófobo, sino aplicar solamente el buen criterio: Lo nacional es lo universal visto por nosotros.