El propósito de este libro es presentar de manera razonada la prolífica obra de Nicolás Menza y su búsqueda para encontrar en la pintura un lenguaje expresivo propio capaz de indagar y transmitir sus emociones y estados anímicos. La obra de Nicolás Menza, signada por un expresionismo impasible y distante en el que el autor se aleja para dejar que sus imágenes asuman vida propia y no queden signadas al arbitrio de su creador, se constituye como una definitiva reivindicación y potenciación de la pintura. El trabajo contenido en este volumen se contrapone a las declaraciones de muerte, no sólo de la pintura sino también de las utopías. En este sentido, el crítico Fermín Févre analiza minuciosamente y en extensión la obra multifacética de Nicolás Menza. Un desarrollo profundamente crítico muestra un trabajo genuino y locuaz. El mundo plástico y poético de Menza, a través de las formas, los colores, la materia y especialmente la presencia de la figura humana, abre las puertas al debate sobre el lenguaje universal: el arte.