La herencia que dejamos a nuestros hijos consiste en una infancia feliz; palabras bellas que iluminen su corazón; manos extendidas con el ánimo de ayudar en sus momentos críticos; comprensión que nunca encontrarían en otro lugar; valores que fortifiquen su salud; el desarrollo de su talento y felicidad; prácticas de convivencia sana; cariño sin condiciones; confianza, fe y esperanza; responsabilidad, y un crecimiento compartido con todo el espíritu de lo que es humano. Bueno, si juntaste algo de ahorros, también puedes elegir dejárselos, pero eso queda en último lugar de importancia y sólo después de cumplir con lo anterior. El libro Las diez reglas de oro para educar a tus hijos, más que un esquema rígido de 'deber ser', es un delineador de estrategias educativas para la vida. En é1 se puntualizan las variables psicológicas más importantes que hay que atender. El amor que les profesamos no debe atropellarse con pobres procedimientos o ignorancia. Por el contrario, siguiendo las recomendaciones aquí presentadas encontrarás la posibilidad de brindar tu precioso sentimiento en el mejor nivel para dar fruto y resultados visibles.