¿Quiénes se hacían la Evita?, ¿quiénes fueron esas mujeres de las que casi no hay fotos y de las que muchas veces hasta sus propias familias olvidaron el rol que tuvieron? Este libro recupera la historia de las otras primeras damas peronistas, las que por atreverse a participar en política, cuando esta era una palabra exclusiva del mundo masculino, sufrieron luego el olvido, la fatalidad o el exilio. Asistimos, en esos años, a la mutación del rol de las primeras damas, acompañando el clima de época y los procesos sociales incitados por el peronismo, en el cual se reconfigura el lugar social de las mujeres y se apela a un renovado lenguaje de derechos, a la institución de una nueva subjetividad política. La sanción del voto femenino en 1947 implicó el cambio de las reglas de juego en el mundo masculinizado de la política partidaria. Las mujeres se movilizaron activamente, alentadas por este nuevo marco legal y por la presencia pública y provocadora de Eva Perón. Marina Spinetta, Dos protagonistas de la movilización política femenina...Bromas feroces, rumores anónimos, apodos insultantes, anécdotas incendiarias: una verdadera cadena de pistas que señalan que Esmeralda Carabajal no despertó sencillamente la burla o la compasión de una burda caricatura de Evita. Esos restos memoriales permiten sospechar que ella efectivamente canalizaba en el plano local un conflicto social de magnitud, que era un avatar de la mujer peronista temida, bestial, monstruosa, desagradable. Ese conflicto, de alguna manera, la asociaba con Eva Perón en otra dimensión mucho más menuda y sutil que las diferencias estéticas: la dimensión del horror a la Argentina de los cabecitas, de la invasión de los negros peronistas, de la subversión del orden blanco y los modales refinados. Mariana Garzón Rogé, Leyenda negra o caricatura de Evita